martes, mayo 13, 2008

Ayer en casa de unos amigos un pequeño de cuatro años llamado Emiliano me trae su pelota morada y me dice:

-¿Por qué esta pelota es morada?
Yo escribía en la computadora. Me detengo, lo miro y le pregunto.
-De qué color quieres que sea.
-Azul.
Y se encoge de hombros. Yo le digo.
-Pues no está tan lejos del azul porque el morado se forma con azul y rojo.
El localiza una silla roja y pone la pelota encima. Me dice:
-Y ahora por qué no cambia a azul.
Le digo, por qué tiene que ser con crayolas.
-Ah, yo traje.
-Bueno, pues con las crayolas mezclas azul y rojo y sale morado.
Emiliano se fue adonde su mamá y le dijo.
-Podemos colorear la pelota, ¿verdad?
Colonia La Roma, D.F México

2 comentarios:

  1. pues, yo sé que ternura no es un concepto válido en la crítica literaria. pero esto es de una ternura que desarma. uno quisiera darle un abrazo a emiliano. y otro a ti porque sabes que ahí está lo que nos hace humanos. en el azul, el rojo y el morado. en la pelota. en la pregunta del niño.

    ResponderBorrar
  2. este texto, así dejado ir, de una inmensa ternura, me gustó mucho, mucho.

    ResponderBorrar

palabréame