lunes, septiembre 08, 2008

Notas de una expedición inexistente al Himalaya
Así que éstas son las Himalayas.
Montañas en carrera hacia la luna.
El momento de su comienzo grabado
en el sorpresivo, rasgado lienzo del cielo.
Agujeros perforados en un desierto de nubes.
Impulsados hacia la nada.
Eco—mutismo blanco.
Silencio.

Yeti, allá abajo tenemos miércoles,
pan y alfabetos.
Dos y dos son cuatro.
Las rosas son rojas,
las violetas, azules.

Yeti, no sólo el crimen
nos apetece allá abajo.
Yeti, no toda oración allí
significa muerte.

Hemos heredado la esperanza-
el regalo del olvido.
Verás como damos a luz
entre las ruinas.

Yeti, allá tenemos Shakespere.
Yeti, jugamos solitaria
y tocamos violín. Al anochecer,
encendemos las luces, Yeti.

Acá arriba, no es ni luna ni tierra.
Las lágrimas se congelan.
Oh Yeti, semi-hombrelunar
regresa, piensa de nuevo.

Así le dije al Yeti
entre cuatro paredes de avalancha
pisándome los pies para el calor
en la nieve
eterna.



Wislaya Szymborska (1956)
Mi traducción del inglés,

original en polaco

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