lunes, junio 17, 2013

Vientos alisios

 Vientos alisios: muestra de poesía puertorriqueña actual. Edición 179 de la revista Punto de Partida. Selección y presentación de Nicole Delgado y Mara Pastor. Ilustración/collages  Lorraine Rodríguez.

EDITORIAL
Carmina Estrada

DEL ÁRBOL GENEALÓGICO

    Poemas / Manuel Ramos Otero  

VIENTOS ALISIOS 2001-2013
MUESTRA DE POESÍA PUERTORRIQUEÑA ACTUAL

    Presentación / Nicole Cecilia Delgado y Mara Pastor
    Kattia Chico
    José Raúl González, "Gallego"
    Emanuel Bravo
    Urayoán Noel
    Chloé Georas
    José Miguel Curet
    Guillermo Rebollo Gil
    Xavier Valcárcel
    Rubén Ramos
    Yara Liceaga-Rojas
    Margarita Pintado-Burgos

http://www.puntodepartida.unam.mx/
http://www.puntodepartida.unam.mx/images/stories/pdf/pp179.pdf

jueves, mayo 02, 2013

¿Por qué ahora la palabra Kalahari?

¿Por qué ahora la palabra Kalahari?

Ha surgido de pronto, inexplicablemente...
Kalahari, Kalahari, Kalahari.
¿De dónde habrá surgido esta palabra
escondida como un insecto en mi memoria;
picada como una mariposa disecada
en la caja de coleópteros de mi memoria,
y ahora viva, insistiendo, revoloteando ciega
contra la luz ofuscadora del recuerdo?
Kalahari, Kalahari, Kalahari.

¿Por qué ahora la palabra Kalahari?


Fragmento del poema "Kalahari" de Luis Palés Matos en el Tuntún de Pasa y Grifería, 1937.

domingo, abril 21, 2013

 
Ilustración de Juan Carlos Mestre (Agua tinta).

Hay un niño escondido dentro de un bote. Tiene el pelo como el Principito pero ha explotado las pisadas de un puñado de cachorros. Ha hecho llorar a las niñas de los buenos vecindarios. El niño naufraga de todo. Se llena el interior de la barquita con su propia sangre como de la herida de su madre que lo defiende con la boca destrozada. El niño llora la muerte de su hermano y se pregunta la diferencia entre el dolor y el dolor.  En el interior de la barca su capucha es una escafandra que lo sumerge en la profunda luminiscencia de lo vasto. El niño se ve niño siguiendo al hermano a comprar dedos de novia. Calla el niño dentro del bote y suplica porque Sherezada distraiga a todos los periodistas a las afueras del navío encallado. El bote es una tumba. Encierra el calor que percibe el helicóptero con sus ojos infrarrojos como un buitre al acecho. Arrasado por tanto amor y tanto odio, siguiendo el rastro de la sangre del hermano, te imagino niño queriendo morir en la camilla fría de un hospital público custodiada por monstruos marinos.

sábado, enero 19, 2013


Adiós

Le dije que creía en Dios y se asustó. Le dije que había sido
criada en la iglesia protestante.
Ella me preguntó que si ya se me había pasado. “El qué”,
le respondí. “You don’t really believe, right?” Y yo le respondí con un
“hell yeah, I believe”. Me miró como si hubiera visto
al demonio.
Sonreí. Los ateos a veces pecan de cobardes.

India criada en Nueva York. Me hablaba de reencarnación
y hacía círculos con las manos. Descreía de todo.
“Soy un sujeto político”, decía orgullosa. “Soy un sujeto
construido desde la política”, y movía las manos, ya no en
círculos, sino como si estuviera echándose fresco. Yo la miraba
y pensaba en lo bonito de sus ojos tan oscuros, tan llenos de
ceniza, de ruina, de viaje.

Yo quise escandalizarla. Quise hablarle de la vida,
de lo eterno, de la fe, de los granos de mostaza, del odio,
de las guerras, de las plagas, de la poesía, del mar, del mar,
del mar.

Ella se levantó entre enojado y decepcionada. Se llevó
el refresco que se estaba tomando en la mano, y me dijo que
adiós.

Adiós.

Yo la vi, hermosa y marrón, dispuesta a seguir descreyendo.
De mí y de todos.
Fue ahí cuando la quise mucho.
Sus piernas eran dos hilos que hacían temblar el universo.

Me quedé sola, mirándola mientras se iba.
Repitiendo con necedad la palabra
Mar.



Ficción de Venado, Margarita Pintado.
La secta de los perros, 2012.