viernes, diciembre 11, 2009

martes, diciembre 08, 2009

sucede que floto

aunque me hala la furia desde un extremo
tan opaco
tan despreocupado de serlo

y si me suelto me desboco por el interior
del tallo de la rosa
de la famosa rosa

aquí estoy, tan peligroso lo que no me propongo

aunque lleve el llena blanco incomprensible de eras

aunque un día no recuerde nada

y al otro con mirar][te olvido

sábado, diciembre 05, 2009


La portada de la segunda edición de Candada por error (San Juan, 2009), publicado por Atarraya Cartonera.

Creo que no hay mejor preview para el contenido que el dibujo de Xavier Valcárcel.

cuanto1.
(Del lat. quantum, n. de quantus).
1. m. Fís. Salto que experimenta la energía de un corpúsculo cuando absorbe o emite radiación. Es proporcional a la frecuencia de esta última.

viernes, diciembre 04, 2009

LA MUERTE DE LOS PEDREGALES

Reescritura de El origen de los párpados
de mi amiga Mara Pastor (Puerto Rico, 1980)

Héctor Hernández Montecinos


Fui todas las piedras
con su genealogía flotante
sin culpas
ni misterio.

Me detuve
frente al mar
y me parecieron
remotas las ciudades,
el futuro iba a ser
las noticias
en la televisión y humo.

La muerte me dice
que soy inmortal
yo prefería
haber perdonado antes,
o por lo menos haber
inventado una palabra
que alumbrara bajo el océano.

Comprendo que viajar
con alguien
que nadie quería
es una vocación de orfebre
convencido de que la luz
puede horadar
lo que no existe.

Quizá en aquel entonces
cuando la piedra y el mar
sea uno solo
es que descubramos
que el mar y la piedra
también morían.
Así cambian los siglos
que escuchamos a lo lejos.



Ciudad de México, 22 de noviembe, 2009.

lunes, noviembre 23, 2009

Deambulando se queda


"Lo mejor de Mara Pastor es que ella va, va siempre. Una noche me hizo correr detrás de sus plataformas por una cuesta de Lavapiés porque quería asistir a un recital de homenaje a la poeta puertorriqueña Julia de Burgos, su compatriota. Llevaba tras sus piernas no sólo a mí, también a la poeta bilbaína Izaskun Gracia. Creo que aquello lo organizaron los Traficantes de sueños y su espacio nos llevó décadas atrás, a un presente muy pasado. Vimos a Mara Pastor sentarse en uno de los pocos sitios libres. Nosotras nos quedamos detrás. Luego vimos cómo abrazaba a la chica que encontró a su lado. Habían sido amigas en la isla, hace años, y luego encontraron a una actriz, y el triángulo puertorriqueño me pareció muy peligroso. Con Mara puede pasar de todo..."

En Terapias musicales
Por Rebeca Yanke

Lea más en Los noveles, 37

viernes, noviembre 20, 2009



PRESENTACIÓN DE ESTRENOS

Atarraya Cartonera estrenará sus colecciones con lo siguientes títulos:

[[Plomos]]
Candada por error
nuevo poemario de la autora puertorriqueña Mara Pastor

"he perdido / las llaves de mí"

[[Arpones]]
LSD
Héctor Hernández Montecinos (Chile)
Antología poética del joven y prolífico autor, recientemente galardonado con el Premio Pablo Neruda 2009

"No a las respetables putas de la belleza / No a los distinguidos perros de la poesía"

[[Hilo de Pescar]]
Imago
de Néstor Barreto
Edición-homenaje al título publicado por primera vez en 1986

"de pronto eres una rosa / y nadie espera que dures"


Miércoles 25 de noviembre
7:ooPM
BETA Local
Calle Luna 208, Esq. San Justo
Viejo San Juan

martes, noviembre 10, 2009

addresses


addresses: a talk "on" books

[an anti-bestseller manifest
on the biography of a 19th century bestseller author]

(erasure in progress)


















































lunes, noviembre 02, 2009

el poema puede contener o una palabra o una cantidad tal como n.

En Terceto de Lima, de Enrique Verástegui

martes, octubre 20, 2009




Dos miradas furtivas de mi visita a México. Cuando haya acabado los exámenes que estoy a punto de comenzar, espero poder dar cuenta mejor de algunos pormenores. Por ahora decirles que es grato desubicarse, palpar la recepción del trabajo, localizar ese punto de la anamorfosis en que hay que rescribirse. Nada mejor que no dar la poesía por sentada, que ser receptivos al pensamiento poético del afuera. Regresé con la certeza de que hay que seguir arriesgando, cambiar vectores, arriesgarlos de vuelta. Gracias a todos los que formaron parte de esta movilización tectónica esencial.



martes, octubre 06, 2009


Vértigo de los Aires:

Encuentro Iberoamericano de Poetas en Ciudad de México

Para ver el programa de actividades pulse aquí


Mi lectura programada será el sábado 10 de octubre, a las 18 horas, en el Centro Cultural de España

Mesa de lectura 5

Participan:
Diana de Holanda (Bra)
Daniel Maldonado (Mex)
Minerva Reynosa (Mex)
Mara Pastor (Pto. Rico)
Sergio Ernesto Ríos (Mex)
Modera: Svetlana P. Garza

2ndo volumen de la revista literaria
Agentes Catalíticos, pronto a ser lanzada.

Elidio La Torre Lagares, Juanluís Ramos, Luke Warm, Adiela Marie Arroyo, Pedro Cabiya, Rafah Acevedo, Juan Carlos Quiñones, Vanelis Rodriguez, José Borges, Carlos Esteban Cana, Abdiel Echevarría Cabán, José Manuel Liboy Erba, Mara Pastor

viernes, octubre 02, 2009

Candada por error está ¡aquí! a la venta

la distribución de lo doméstico

lo sensible es domesticidad, es decir, muevo los muebles

muevo la idea de hogar; las cartas de la mesa, las muevo.

la paciente de freud que inventaba hermanas para atravesar

los perros que ladraban y llegar a la puerta lo supo.

una brisa cruzó de la cocina a la entrada de la casa y lo supo.

lo supo ella cuando él dijo: “llámame a mara”.

sábado, septiembre 26, 2009

pequeña eureka del día

The arts only ever lend to projects of domination or emancipation what they are able to lend to them, that is to say, quite simply, what they have in common with them: bodily positions and movements, functions of speech, the parcelling out of the visible and the invisible.

Jacques Ranciere
En The Politics of Aesthetics

martes, septiembre 22, 2009



Mi nueva publicación: Candada por error
Dibujo de portada Lorraine Rodríguez Pagán, edición a cargo de Moisés Vaca Paniagua.

sinbrújula ediciones
2009
* Pronto regreso con detalles de cómo conseguirlo.

sábado, septiembre 19, 2009


Fragmento de
WINGED MAILBOX (Buzón alado)
un poema de mi primer libro Alabalacera (2006) traducido por Rebekah Bergman, 2009.
(gracias!)


I will invent some myth that will covertly say
“whenever I come downstairs and find feathers,
when the empty mailbox
longs to be the bunker of a stamp,
I will guard the bird’s dress
in the hideout of envelopes
and I will wait, swaying, for nothingness to fly
and bring me, instead,
a turtledove of letters”


[Me inventaré algún mito que dirá con latencia:
"siempre que encuentre plumas al bajar la escalera,
 cuando el buzón, vacío,
 pretenda ser el búnker de algún sello,
 guardaré el vestido de los pájaros
en la guarida de sobres
y esperaré, mecida, a que la nada vuele
y que me traiga, a cambio,
una tórtola de cartas"]

La espera

No espero a nadie
pero siempre estoy mirando la puerta
Si se presentan ante ella
por favor no entren
ni siquiera reteniendo el aliento
No espero a nadie
solamente me espero a mí

Frantisek Halas (1901-1949)

En Antología de poesía checa del siglo XX, de "Los poetas de la banda eriza", traduce Juliana Benesova y edición de Miguel Angel Flores.

viernes, septiembre 18, 2009

Mi poesía es platónica, mi prosa es aristotélica, ambas abominan de lo dionisiaco, ambas saben que lo dionisiaco ha triunfado.



















Kelley Smith

lunes, agosto 24, 2009

Comienza a vomitar la luz

El Amor no es una ecuación mental,
el Odio sí que raspa las rodillas
enmudece labios / encanece niños;
por lo pronto
ningún dibujito fálico
en la pizarra de una escuela es la vida/
porque mientras la muerte
camina ya sobre nosotros:
"Tarantula´s Power",
la Vida no puede seguir siendo
un mero manchón de comida
sobre la ropa limpia.
Ni esto,
ni un póster de Raquel Welch
o Emiliano Zapata reducido a póster;
De una vez:
Ni las fábulas de
Stalin o Samaniego.

Mario Santiago
21-Septiembre-1974.

domingo, agosto 23, 2009

FORO ROMANO


todas las mañanas cuando me despierto
el sol arde fijo en el cielo
el café con leche humea en la cocina
yo le pregunto a quien me acompaña
¿cuántas horas he dormido?
pero nadie me responde

abro los ojos y los brazos buscando un apoyo
toco mi mesa de madera y la noche cae con violencia
un relámpago apaga la luz del sol
como la luz de una vela
vuelvo a preguntar
¿el café con leche de hace siglos humea aún en el polvo?
pero nadie me responde

en la oscuridad me levanto y lo bebo
pero compruebo que la leche está helada
y el café encendido yace como el petróleo
a varios kilómetros bajo tierra:
una silenciosa columna se desploma entre mis brazos
convertida en cenizas
bruscamente el sol vuelve a elevarse
y a declinar rápidamente
en una tempestad de hojas y pájaros rojizos
dentro de mi habitación el crepúsculo brilla un instante
con sus cuatro sillas de oro en las esquinas
trato de recordar mi infancia con las manos
dibujo árboles y pájaros en el aire como un idiota
silbo canciones de hace mil años
pero otra columna de cenizas se desploma entre mis brazos
y mis manos caen cubiertas de repentinas arrugas

claramente ahora el agua del lavabo
me recuerda mis primeros baños en el río
vagos rumores desnudez perfumes viento
cerdos empapados bajo la sombra de los naranjos
¿mi memoria es quizás tan inmortal como tu cuerpo
cuando te desnudas ante mí
tú que no eres sino un pedazo de mármol
montaña de polvo
columna
reloj de ceniza
hueso sobre hueso que el tiempo avienta en mis ojos?
¿no recuerdo acaso las últimas horas de la noche
cuando te besaba enfurecido sobre mi catre de hierro
como si besara un cadáver?
yo le pregunto a quien me acompaña
amor mío velocísimo
¿cuánto tiempo ha pasado desde entonces
cuántas horas
cuántos siglos he dormido sin contemplarte?
pero nadie me responde


Jorge Eduardo Eielson
Perú 1924-2006
En Habitación en Roma, 1967.

martes, agosto 18, 2009

Parsimonia

Sustraerle el semblante
a una forma vieja.

Dejo a una niña alcanzarme
y le propongo un juego:

Contar los volkys del pasado
como si así se pudieran
obviar las discusiones del camino.

Es imposible creer en nosotras
y en la familia juntas.

Para saber lo que hay que saber
no hay que monologar
la contingencia, lo innoble
de la ganancia, lo obsceno de la elocuencia.

Si me quedo dormida, deja
que se fugue el beso por el auricular.




7:51 am


El deseo tiene
que perseguirme con maletas
goteando edulcorante

y yo busco el atrecho
sin prever que la bicicleta
se transforma en laurel;

porque ayer floté en medio de un lago
con iones y minerales
avalados por los científicos,

mi cuerpo fue el recuerdo
de mi cuerpo en un ión lejano.



Otra matemática


Besé su cuello
y ahí estaba, besé su cicatriz
en la barriga y ahí no,

y será por eso
que somos mortales,
pensé sin estadísticas.

Mis números en cambio
eran dos con ganas de ser asterisco,

Tres con miedo a las alturas,
Cuatros que de tanto sueño
se quitaban los párpados,

Seis con celos del cinco
que por eso lo escondían
debajo de la alfombra,

Sietes re pesimistas
marginados de la suerte.

¿Tendré que comerme a sus niños
para volver a besarlo?

¿Volveré a desmenuzarle el rabo
del ojo con mi pelo?

Presiento figuras de animales
—que sólo he visto
en cautiverio— flotando
en la espera.

lunes, agosto 17, 2009

Sobre "Alabalacera" y "El origen de los párpados"

POESIA Y ALITERACION
Por Alejandro Carpio



Alabalacera, el flamante poemario de la novel Mara Pastor , trata sobre el amor, pero sobre todo trata de la poesía. También trata sobre alas, balas y cera. El juego de palabras y sonidos que el título sugiere va dándole sentido temático, hilo argumentativo, al conjunto poético. Acerca de lo bien planificado de la estructura del poemario me limito a hacer eco de lo que sus más entusiastas comentaristas han dictado: está bien (o sea, divertidamente) pensado.

El librito es un abracadabra por más de una razón: aparte de la imprevista magia que por momentos asalta al lector, la lógica fónica del texto tiende a la aliteración en "a". La poeta tiene, además, la facilidad de intercalar verso libre (en ocasiones eminentemente rítmico) con métrica regular cuando el efecto lúdico se lo pide. Y lo hace bien.

La intención, por momentos, parece apuntar hacia el vanguardismo. Por un lado, la mezcla de las tres imágenes rectoras es, de por sí, un advenimiento vanguardista. Por otro lado, el uso deliberado del palimpsesto (homenaje, glosa o calco de autores preferidos) y el uso de recursos como el calambur y el caligrama (entre otras recreaciones tipográficas), enmarcan al poemario en el efectismo que una vez perfiló la poesía de vanguardia. Esto podría explicar el ocasional dejo lorquiano (neoyorquino) y la sintaxis quebrada (y, por supuesto, los dibujos de Vania Lozano y Rolando Silva Meléndez que pueblan las páginas).

Se presenta una historia de amor en estas páginas, desde una temprana desfloración (¿auto-infligida?) hasta recriminaciones a un sujeto con una clavícula olorosa. Balas vuelan; alas baten; gotas caen. El tema principal del libro, no obstante, es la creación poética o, por decirlo de otra manera, el fetichismo de la palabra. Por momentos, la poeta abandona el entusiasmo primerizo y empieza a tocar temas mucho más interesantes (como el tiempo y la violencia como metáfora), aunque termine dándole el peso a aquéllos. En los unos como en los otros, la ejecución es lo verdaderamente afortunado.

"Anestética" y "Lacerada" son dos de los mejores poemas del libro, en especial por su uso del ritmo. El segundo de éstos es paradigmático del estilo del poemario, ya que incluye alusiones a las tres imágenes capitales: ala, bala y cera. Especial atención merecen los poemas en prosa del epílogo. Aquí la poeta se desata y habla en un tono abstruso y plurivalente, absurdo y conmovedor, que obliga al lector a pausar, releer, interpretar y desenmarañar su naciente voz. El descaro con que la voz poética exige que se le atienda no es vicioso: hay cosas aquí que merecen ser desentrañadas.

El poemario puede ser un ala balacera o puede indicar que la poeta va a la balacera. Quizás no, quizás simplemente alaba la cera. Sea lo que sea, invita a la lectura ya que vuela como ala, impacta como bala y quema como cera.
Alejandro Carpio es estudiante de literatura.



EL NUEVO DIA; La revista, domingo 15 de octubre de 2006.


NUEVO LUSTRE POÉTICO EN TERRANOVA

Por Francisco Font Acevedo

Alabalacera de Mara Pastor apuesta desenfadadamente a la exploración de la forma a partir de los tropos Ala, Bala y Cera que unidos conforman el título del poemario. En éste la voz poética y la forma componen una unidad indisoluble a través de un ágil y dinámico discurso preformativo. Así, por ejemplo, en el poema “Tragando hilos”, la voz poética, en diálogo con la poesía de Xavier Villaurutia, nos dice (y cito): “mi voz, quemadura vuelta ritmo / mi voz, que madura cuando sube, y grito”. Estamos, pues, ante un discurso vigoroso que no cede en su empeño de sorprendernos en cada página con un giro nuevo que provoca la complicidad del lector.


En “Trágico voyeur” esta motivación se logra de forma magistral al desnudar la mecánica de la lectura (y cito): “Sujeto que cabiz / bajas tu primera estrofa / cuelas la niña de tus ojos / por la rendija de este verbo por si alguien se asoma, / y adviertes fluires de conciencias ajenos”. Aquí el poema opera como un espejo en que el lector queda vergonzosamente al descubierto. Estos rasgos le confieren a los poemas una notable cualidad plástica.


Mara Pastor nos revela, además, una cultura poética amplia y madura. Las intertextualidades abundan, no como alarde de erudición, sino como una forma de imprimirle mayor dinamismo al texto. En este sentido, el diseño mismo del libro (las tapas, la tipografía y la inserción de dibujos) rinde un merecido homenaje a La sílaba en la piel de José María Lima editado por Che Melendes en 1982. 
De discurso vigoroso, lúcido y experimental, celebramos en Alabalacera de Mara Pastor la emergencia de una voz poética sólida, madura y necesaria.



Publicado originalmente en Radio Universidad



MALABARISTA DE LA PALABRA
Por Mario Alegre Barrios / malegre@elnuevodia.com

“Alabalacera” nació sin pretensiones de ser libro, alimentado básicamente por la vocación de malabarista de su autora, como un espacio para jugar con los dactílicos y los trocaicos, como un intento de encontrar en la palabra una nueva vía para satisfacer esa inquietud tan de ella de querer irse siempre para otro lado.

A primera vista es difícil imaginar que en esa joven menuda y de gesto apacible cohabiten tantas mujeres, al menos tantas con vocaciones tan disímiles, porque en Mara Pastor vive una poeta, una matemática, una lectora, una malabarista, una actriz, una narradora, una astrónoma, una escultora y quién sabe cuántos seres más que convergen y se yuxtaponen al conjuro de la palabra que -como el fuego- es la materia prima con la que ella construye y deconstruye diariamente su cosmos.

A los 8 años de edad Mara ya sabía con certeza lo que deseaba hacer en la vida: escritora. Casi dos décadas después a esa certidumbre se le han adherido los brasas incandescentes de una obsesión que traduce el Universo con los signos de la escritura.

No fueron poemas lo primero que Mara escribió, sino diarios científicos, seducida por la rotación de los planetas, por ese ballet cósmico que sucede sin que nos demos cuenta cabal. “Eso fue lo que comencé a hacer: una libreta con cosas de ésas... me encantan la astronomía y las matemáticas. Ya en la universidad me cambié a Literatura Comparada y Estudios Hispánicos. Así me gradué y ahora hago mi doctorado en Literatura comparada en la Universidad de Notre Dame.

Si bien el poemario Alabalacera (publicado por Terranova) es su primer libro, Mara asegura que la poesía llegó tarde en su vida y que antes de eso era la narrativa su pasión, bien para leer, bien para escribir. “La poesía se me hacía muy pesada, muy densa y ni fue sino hasta que llegué a la universidad que la academia me dio bagaje académico para entender la poesía como género”, apunta.

Proceso orgánico

Con una amplia sonrisa, Mara acepta que la acrobacia verbal que manifiesta en Alabalacera se le da “muy bien” porque, entre otras cosas, fue realmente malabarista en un grupo teatral y todavía hace malabares con fuego. “Aprender ese arte me hizo desarrollar el talento con la palabra”, explica. “El malabarismo demanda mucha disciplina y eso me ha servido para dominar la faena escultórica con la palabra. En realidad, para mí es mucho más difícil escribir poesía que cualquier otra cosa... cuando escribo poesía me pongo insoportablemente obsesiva”.

Mara recuerda que Alabalacera nació a lo largo de un internado que realizó en España en la Fundación Ortega y Gasset, con poemas que no tuvieron en su génesis las pretensiones de convertirse en parte de un libro. “Este libro comenzó a cuajarse poco a poco... regresé a Puerto Rico y me mudé con tres amigas, una poeta, una cantante y una antropóloga. Comencé a trabajar como correctora en Primera Hora... salía después de la medianoche y le dedicaba a los poemas las madrugadas”, apunta. “Se hizo a su paso, after hours, a partir de una idea que tuve en torno a la Venus de Willendorf, una figurita milenaria que es una especie de fetiche de la fertilidad”.

Los poemas se fueron escribiendo en papel cuadriculado, de manera orgánica y con el reto recién descubierto con fascinación por los dactílicos y los trocaicos -estructuras gramaticales propias del verso- mientras Mara estudiaba con Carmen Vázquez y Juan Gelpí. “Escribía los poemas de un tirón y luego, cuando les sacaba los dactílicos y los trocaicos, les encontraba coherencia rítmica interna”.

Luego de asegurar que todo acto de escritura -sin importar el género- es también un ejercicio de desnudez para quien lo practica- Mara asegura que es responsabilidad del lector asumir siempre el texto como un artificio. “Ese es el desafío en el que la responsabilidad de lo escrito no es únicamente del autor”, apunta. “En el caso de este poemario, el título esta compuesto por tres partes ‘ala’, ‘bala’ y ‘cera’. El último es quizá el más personal, el más vivencial. ‘Bala’, por el contrario, es un personaje histriónico... no soy yo, no es mi historia. Invento personajes metapoéticos y les doy una vida que nada tiene que ver con la mía. Estos poemas, más que desnudarme, me disfrazan”.

Sin acentos melodramáticos -con una paz inmensa- Mara acepta que se siente abrumada por la realidad y que en todo encuentra un motivo para la rebeldía, que es donde nace en primera instancia la necesidad de decir, la necesidad de escribir. “Tengo otro poemario sin publicar que se titula Oxido... está armado con una escritura corroida, que se va degradando como sucede a los metales con el paso del tiempo... es un poemario lleno de salitre”, comenta con amor de madre. “No sé cuándo lo voy a publicar... tengo que procesar lo de Alabalacera, que me ha traído la sensación de estar abrumada por el mundo y por todo... todo el tiempo me quiero ir de todas partes, pero sobrevivo. Estoy aquí porque no quiero estar donde estaba y ya tampoco quiero estar aquí... me quiero ir y me quiero quedar, no sé, es muy extraño”.

EL NUEVO DIA, 04 de junio de 2006.


DESDE LA CARESTÍA: SOBRE ALABALACERA
Por Irizelma Robles

(Este ensayo fue leído en la presentación del libro Alabalacera, en el Viejo San Juan, PR.)

Le hago la guerra a Joserramón “Ché” Meléndez cuando leo y transcribo a mis fichas su escritura transvertida al sistema fonético-silábico tradicional, cuando en esa cartulina recortada transcribo ilo con h y narratibo con v. Pero esa guerra florida, ritualística, es tan mía como el entusiasmo y el apego a su escritura. Mara, mi buena pastora, se apega pegando, “yo fui el hijo de un puño” dice, apechugada en los pilares de esa Casa de la que salimos tan malqueridas que preferimos regresar al Ché por su texto pero no por sus formas, por su tez que en todos los libros fue amarilla.


Iniciar con el poeta mayúsculo es quizás incidir en su espesura, para espesurar con él una suerte de libro escaso que ahora leemos desde la carestía, pero “nadie recibe los dones para no huir, para no hacer visible la sobreabundancia o la carencia.” Es de Lezama. Mara Pastor alabalacera la carencia de La sílaba en la piel cuando cubre la piel de su libro con los colores casi-lezamas de aquel libro espeso que salió de José María Lima. Que fue amarillo como las páginas de Animal fiero y tierno porque “asombra la claridad (valió la pena el papel amarillo para opacar un poco) y queda un sabor a seco después de esta aridez”. Es del Ché.


La mejor de las pastoras porque recoge, agrupa, y se suma al rebaño. Pero también la peor por lo que tienes de mentirosa, por la costumbre de llamar al lobo para que te ayude a destasajar ovejas, hasta que un día llega sin aviso a quitarle toda esa lana a las palabras, que, desnudas, como los versos de Juan Ramón, suenan y sueñan. Pero aún viciosa, sanguinolenta, sigues con el parto de cuchillos hasta desprenderlas del sueño bonito, una, dos, tres ovejas brincan el tejado, para soltarlas al frío monte de la página, a desbarrancarse de tan nuevas por el cauce de tu vieja lengua. Bala de oficio, balido poema el tuyo.


Amarillo tu libro, como el de Lima y Ángela, porque amarillo es el fogonazo del disparo, la cera de las abejas, las alas de esas aves canarias, tan canarias como tú, amarilla de tez, si recordamos que en tu línea de ascendencia hay un español. Pero aquí el colonizado resulta ser el conquistador, dotando de luz nueva al lenguaje que alguna vez fue opaco cuchillo de pedernal destasajando el nahuatl, el quechua, el otomí.

2.
El Ché, otra vez, porque alabas la cera, bala será ala, era Alabalac como belfosacrántalinanqueresada es “belfo sacrán talinan qere sada/ bel fosacrán talin anqe resada/ bel fos acanta lin anqeres ada”. Eres ada de la res poética, tu verso favorito, el tasajo, tu acción plástica, desollar palabras. Lima, siempre, porque citas de “ el pájaro y su nombre/la bala con la inicial exacta/la curva atroz que marca/la tiniebla”. Sí, una pastora buena y una oveja terrible. ¿Qué falta de mansedumbre con el maestro y qué humildad cuando de todas sus pieles revestidas de pliegues, nos lanzas al barroco con los cuatro versos que van desde la libertad del pájaro a la prisión de la tiniebla, y no por una línea recta sino por la curva fatal de una bala? Ada de la res, déjame nombrar tu libro de la manera que yo quiera.

3.
Cuánto dolor en tus epígrafes, cuántas curvas malignas por mí misma debo enfrentar para llegar a tu primer poema de Ala, y resulta que no he entrado a tu casa y ya me heriste, ¿será que debo volver a la forma? Sí, a la forma de un ala rota.

Deambulando te quedas,
Verso,
Aleatoria
 Caída de 
páginas
 Funámbulas
 Balde de agua
 Sobrevuela
 Mi
ca 
Beza
 Lenturienta 
Gotas ruedan 
Poco a poco
 Mito mal
 ma 
Nado
 Bajan alas
 Velocidad bala
 Cera fundida



También se abalea con los contemporáneos, abatida en la voz que más dura se oye, en el “Nocturno en que nada se oye” de Xavier Villaurrutia. “Tragando hilos”, que ya en la página 19 deja ver la propuesta, la obsesión, el deseo de ser una con la página luego de fastidiarla con agujas y aguajes de abandono. Se oye a Ángela también: “Empieza a tejerse una maraña de qué sé yo qué cosa”. Se oye, todo.

Camino hasta chocar con una muralla de sombras
(no de piedra ni de valores
abrazados)
Me tropiezo con un hilo, me quema
Está encendido de luz
dura
Me trago el hilo, y es lo único que tengo
En el estómago rode ado de
paredes que hacen eco
Empieza a tejerse una maraña de qué sé yo qué
cosa
Que mancha, vuelta ritmo, mi voz: quemadura
Mi voz quema, dura,
cuando sube por mi gargantuan
Tocada por hilos desteñidos
Quitar la tinta
me asusta tanto
Como el grito entrelíneas desdoblando la página.


No, Villaurrutia, aquí las paredes ya no son de piedra, la ruina arqueológica ha sido suplantada por las ruinas humanas: vísceras, estómago de donde sale la voz si quema, este es su nuevo paisaje, un resqueamor, una acidez. “Buzón alado”, último poema de la serie ala, es un magnífico poema de amor biliar, una nueva categoría de amor en este libro de humores ácidos, sin embargo, no parece guardar rencores, al menos no en el hígado: “No soy de las que guarda sus enojos, que tengo las entrañas serenadas lanuda capa de vientos que soplan cuando asoman mis ansias entreabiertas.” Para enojarse tiene la escritura, por eso inventará un mito,

Siempre que encuentre plumas al bajar la escalera,
Cuando el buzón, vacío,
 añore ser el búnker de algún

sello, guardaré el
 vestido de los pájaros

En la guarida de sobres

Y
esperaré, mecida, a que
la nada vuele

Y que me traiga, a cambio,

Una
 tórtola de cartas.


En la sección de poemas bala, el rebaño se dispersa, los balidos se disparan, sobretodo en “Lacerada“, poema que la cera da, poeta que te da la cera para que el lector lo amolde y acribille. “Cae la bala grieta/ La cera lacera con semiótica/en muchos otros planos/quién cae cuando te manchas/sino yo/espesura.” Como bien señalara Aurea María Sotomayor en la contratapa de este libro amarillo como la pús, bilioso de poesía: “Aquí halla uno un campo ya minado que es hoy un prado venenoso donde las vacas pacen.” Vacas, ovejas, da igual, lo realmente importante es saber que hay un paisaje cruentamente habitado en este libro, que a la rotura dejada por la bala le sigue el menjurje de la cera. Su poema “Silbaba desde la acera” sigue abalando el juego del language que ya vimos en “Lacerada” pero aquí Alí Babá lacera, el flautista de Hamelin no escucha “bien el silbido a este verso” pero insiste en tocar la flauta, el Camarón nunca llegó a cantar con Bebo, pero tampoco es Cigala, “se libra de todo con los chistes de verano y con apodos inventados”, y la poeta desde la acera silbando, sudando sus caracaras, también dice “qué me importa!, así encontré el hemisferio que buscaba“.

También a la escritora le da por sumar el paisaje mental de sus múltiples lecturas, loba veraz, lectora voraz, no le concede al poema ni un poquito de intuición y lo sé por el aviso:


“Ax(hue Quito)/by(hue Quito)=1”. O, que la lectura entra por los poros y la escritura es acribillar la caricia, que las dos nos dejan un huecote.



Sotomayor hubiera preferido más poemas en prosa, yo también. “La Venus con metralla” (que también podría llamarse “Odalisca del carnero”), dice en prosa tan poéticamente que “Hierve es como decir salado azul de espanto. Es como decir devora carne mientes. Es como decirle al ojo quema los metales. A la sal, llena los mares desolados. Hambre a la llovizna. Cueva al desmembrado.” Ángela y Lima, el Ché y Vallejo, Villaurrutia, desmembrados. Y nosotros, carne salada, y puesta a secar al sol. Ovejitas, así salimos de tu libro, tú eres la pastora, di por dónde…


PROCURE NO INTERRUMPIR

La poeta Mara Pastor será la anfitriona del evento “Poetry is Busy”, el domingo, 30 de diciembre y el 3 de enero, a las 8 p.m., en el Café Seda del Viejo San Juan.

Por Dalila Rodríguez Saavedra / Especial El Nuevo Día


Si camina por la calle San Sebastián en los próximos días, quede prevenido de no interrumpir la poesía.


Aunque la poesía está presente en casi todos los resquicios de la vida diaria, y sus imágenes y vivencias no son exclusivas de los poetas, este género estará “ocupado” en sí mismo, en su propio homenaje. La poesía será premiada y celebrada con amistad, versos por supuesto, frías y tragos y alguno que otro performance artístico.


La poeta Mara Pastor será la anfitriona del evento Poetry is Busy este domingo 30 de diciembre y el 3 de enero. El evento, que tendrá espacio desde la 8 p.m., en el Café Seda #157 de la calle San Sebastián de la isleta sanjuanera, contará con la participación de amantes de las estrofas, como Yara Liceaga, Guillermo Rebollo Gil, Rafa Franco, Karina Claudio, Rafael Acevedo, Xavier Varcárcel, entre otros que se han sumado a la noche ininterrumpible, “que se convirtió en una serie por casualidad, y toda la coordinación ha sido improvisada”, aseguró Pastor.


Sin embargo la hermandad y buen ánimo de los colaboradores ha hecho que lo que surgió como “accidente” se haya convertido en uno de los eventos literarios de esta Navidad. “Monté el evento en Facebook, porque desde donde estoy era lo más práctico. Agarré una foto de mi amiga (y fotógrafa) Libertad Ayala, de su serie Surreal Mind, y la usé para la invitación. Xavier Valcárcel ayudó con el flyer. Axel Alfaro va a documentar todo en vídeo. Y ya estaba. Un evento. Hizo sentido que fuese la frase menos poética en inglés. No quiero sublimar la poesía ni buscar el verso más bello para las cosas. Quisiera énfasis de las lecturas”, manifestó la también autora del poemario Alabalacera (Terranova 2006).


Pastor asegura que lo más interesante ha sido ver los problemas que resultan de la selección de escritores. “Cómo organizar al grupo, qué límite trazar en cuanto a la distribución del tiempo. Quisiera abogar por el espacio que condicione menos lo que cada uno quiere decir ese día en el lenguaje que quiera decirlo”.


¿Qué te motivó hacer este evento?

Hace tiempo que no leo en actividades poéticas en Puerto Rico, ni asisto a ellas. Antes tampoco sabía cómo leer mi trabajo y sentirme cómoda con él. Resulta difícil encontrar una voz. Desde que comencé a memorizar mi trabajo algo cambió. Entonces desprenderme del papel hizo que mi poesía se entendiera mejor a sí misma. Decidí hacer esta serie de lecturas, porque realmente nunca he presentado mi trabajo desde este lugar poético que te describo.


El nombre de la actividad, ¿cómo surgió?

Como tenía el tiempo contado le pregunté a Yara Liceaga, mientras chateábamos, qué nombre ponerle a la actividad. Cuando tu estatus dice “busy” en el chat y le escribes a la persona, el sistema te dice “Tal-persona is busy: you might be interrumpting”. Me interesa cómo estos programas te regañan; quieren que te sientas culpable por intervenir el espacio del otro. Entonces Yara me lo sugirió.


¿Cómo fue el proceso de selección de los poetas de este evento? ¿Son reconocidos?

Invité a escritores con los que me comunico con frecuencia, a los que les tengo confianza y que me confirmaron rápidamente. Invité a escritores cuyos trabajos quería escuchar. Algunos son reconocidos, otros sólo los he leído a través de sus blogs. Muchos nos hemos leído a través de proyectos editoriales alternativos como Derivas.net, la Agenda fotográfica o las revistas Huevo Crudo o La secta de los perros.


Hace un tiempo leí que existen dos tipos de poetas: los llamados poetas de la experiencia y los poetas del conocimiento, ¿qué opinas?

A veces los cactus renuevan el lenguaje. La experiencia y el conocimiento suceden a la vez. Te pinchas con una espina y la experiencia te puede hacer inventarte una palabra para quejarte, pero también te da el conocimiento de lo que es ese dolor. Depende desde dónde escribamos, y esto quiere decir que se puede escribir desde un ovillo, desde el agua, y si crees en la sicografía, desde la muerte. La vocación tiene que ver con ambas cosas. Existen muchas combinaciones para la poesía.


¿Qué elementos debe tener un buen relato poético?

Debe tener accidentes, reconciliaciones y dudas.


¿Qué dirías a las personas que quieren escribir poesía, pero piensan que el apelativo poeta es dos tallas más grande?

Escriban poesía y llámenla verdezas o no la escriban, pero no le roben “al vecino su mejilla”, ni le arrebaten “los pies al caminante”, como diría José María Lima.




EL ORIGEN DE LOS PÁRPADOS
Reseña de Marta Aponte Alsina

En El ojo en la mitología: su simbolismo, Juan Eduardo Cirlot recorre, con horror y fascinación, las correspondientes figuraciones irracionales: el mal de ojo, las efigies heterotópicas (cuerpos cubiertos de ojos), mitos orientales, leyendas griegas y cristianas. Émulo de los surrealistas, Cirlot acude al método de la analogía para explicar sinrazones, desde las personificaciones solares ("el ojo puede ver el sol porque es un sol") hasta los desplazamientos más siniestros. Cierra el libro una cita de Carl Jung: “El ojo representa… al seno materno… la pupila del ojo es un niño. Así el gran dios vuelve a ser niño, penetra el seno materno para renovarse”.

El origen de los párpados, de Mara Pastor, se ha escrito desde esa propedéutica materna, la presencia de las mujeres de la casa propia y las lecciones de los poetas influyentes de las casas grandes de las tradiciones (Angela María y Lima y Áurea Sotomayor, de este lado); los párpados, esas cesuras que marcan las intermitencias de la tinta en la página en blanco, las pausas de la respiración, la extensión de los versos, las visiones y cegueras.

En las pupilas infantiles anida el ancestral bosque de símbolos. La marca de la poeta es el reconocimiento, la apropiación, la domesticación de esos símbolos atroces, como quien oye el canto de las sirenas, o acaso el aullido de los licántropos y aún mantiene la muñeca firme, el gesto preciso, el control del parpadeo.

Un pensamiento rector se enfrenta a la dispersión, e incluso la provoca, en algunos versos sin conjunción ni “término medio”. Es difícil desprender del conjunto el poema más hermoso, así que escojo uno donde se evoca toda una poética:

Cómo abecedeas
las pestañas sonámbulas.

Rastro de espasmo.

Presencia ineludible
de humo, de humo,
he dicho.

Acomodo los muebles
según la primera sílaba del silencio.

Con ella, coso la derrota de la mirada
que me regalaste aquel día
lejano como los nacimientos

y curiosamente consigo
sacudir los retrovisores,
aunque ya no vamos tarde
a la escuela.

Es la última etapa
de un colapso gravitacional
es.
(“Deletreando a oscuras”)


Entonces escribir es acomodar y reacomodar muebles, y también reparar muebles rotos a los que les falta o les sobra algo. Entonces el término medio que conjuga la dispersión y cose la desgarradura de las pérdidas es la suerte de reacomodar sílabas en palabras propias -deluvio, abecedear, huellar- ("Qué maroma/inventarse un verbo,/ que haga justicia/ a su accidente") o hacer que afloren imágenes obsesionantes ("insecto de cafeína"; "No hay tema/ universal por el cual/ a las mujeres/ se nos caen los dientes" ). Entonces escribir es cambiar los muebles de sitio ("Estuve todas las rocas/pensándolas/como a dos ramitas tristes"). Poseer el tiempo, o hacer como si fuera posible lo imaginable. Entonces el cierre, la seca entrada en el silencio, es la entrada del lector en la jaula del libro, cautiverio y provocación, donde el pasado se rehace en la “devoción del momento” (Francisco José Ramos) y coinciden los opuestos: la que mira y la mirada, el ojo y la pupila, la figura materna, hija de la hija que la concibió y le cierra los párpados:

Emma posó con su vestido
negro de lentejuelas

-maquillada y con cancanes-
al lado del televisor.

Nadie le dijo entonces
que el futuro sería
la batita de casa
el ruido de las noticias.

Sólo eso.
(“Aquella foto en blanco y negro”)

Este libro descubre y encubre la finura de un arte sin alardes: el rigor del oficio; la inteligencia tácita, libre de vacilaciones borrosas tanto como de cicaterías cínicas; una escritura sabia, entre el sonido y la furia, y la distancia empeñada en reparar las palabras, y en quererlas.

sábado, agosto 08, 2009

“Dad, I’m back.”

He looked so small and pale lying in that hospital bed. How had this happened? For the first sixty-seven years of his life, my father had been a large and dark man. Now he was just another pale, sick drone in a hallway of pale, sick drones. A hive, I thought. This place is like a beehive with colony-collapse disorder.

“Dad, it’s me.”

“I’m cold.”

“I have a blanket.”

As I draped it over my father and tucked it around his body, I felt the first sting of grief. I’d read the hospital literature about this moment. There would come a time when roles would reverse and the adult child would become the caretaker of the ill parent. The circle of life. Such poetic bullshit.



Sherman Alexie
Fragmento de War Dances en The New Yorker
SUBIECTUS
antes quise decir
cómo me sentí
y en lugar de
sentido dije
sentodo y
concluí que
con el error
me sentía
más yo

MUSGO CATARATA
posé todas mis ficciones en un muro
y se agolparon todas mis personalidades
en un recoveco del hemisferio izquierdo
recordé que soy puente,
quiero decir fuerte,
esto es, fuente

ERES UNA DESPRENDIDA
aprietas limones y escondes los tequiero
en el tubo de aspirinas

HYDRE INTIME
no soy yo, es breton,
al que insisto en leer
por las mañanas,
sobre todo si hay sol.
no soy yo, es artaud,
indefenso y contagiado,
extenso y adorado,
al que leo casi siempre
en horario vespertino,
cuando fuera, seguramente,
cae el sol,
es que no soy yo,
es el señor juve, el
que escribe en 1933,
no soy yo, no soy.
a veces únicamente
estoy

CRECIDA, QUIERO DECIR, PERDIDA
he salido a la hierba esta madrugada,
creo que quería convertirme en brote,
como la poeta julia de burgos,
y olvidarme de todos los hombres.
llevaba una capa prestada y un jersey
gris por todo abrigo, las botas con la
cremallera bajada, los pantalones caídos
y he visto estrellas. si hoy hubo nubes,
¿mañana (cuándo eso sea, por todos los
dioses) hará sol? después subí deprisa
unas escaleras, me desprendí de todo,
bebí agua en desnudez (creo que es lo
que mejor sé hacer) y perdí la respiración,
pero eso que me nombra y enumera me
latía. sigo viva. leo a derrida, blanchot,
deleuze, auge, jesuschrist (esto no forma
parte de la enumeración), ¿alguien tiene
a mano algún poema de Picabia?



Poemas de Rebeca Yanke en poemario inédito Infinitos Corpúsculos

viernes, agosto 07, 2009

Anne Carson on Imitation (mimesis in Greek) in Essay on what I think about most (fragment)

from the book Men in the off hours, 2000.


What I like about this term


is the ease with which its accepts

that what we are engaged in when we do poetry is error,

the willful creation of error,

the deliberate break and complication of mistakes

out of which may arise

unexpectedness.




lunes, julio 27, 2009


Dele(i)te de María Robles



Anoche borramos las palabras, escribimos algunos hallazgos,
dejamos a la forma devenir en fondo,

nos sorprendimos de la sabiduría de la selección autómata.

La foto es de Papel Tapioca.

domingo, julio 12, 2009

jueves, julio 09, 2009



Ayer vi a estos chicos, Black Jake and the Carnies, tocar en el bar que queda cerca de mi casa. Son una combinación de Bluegrass/Punk excelente. Su energía en vivo es, como se aprecia en el vídeo, contagiosa. Las noches de Bluegrass en Ann Arbor gratis en el Circus son lo mejor que me ha pasado en este pueblo, en términos de diversión musical gratis y frecuente. Además las cervezas son baratísimas y se baila, baila, baila.

miércoles, julio 08, 2009

El imitador de MJ en el callejón de Ann Arbor ahora es una celebridad.
A la copia del original le nace aura de estrella tras la muerte del original.

lunes, julio 06, 2009

Un poema sin un solo pájaro
Por Jack Spicer

¿Qué te puedo decir, cariño,
cuando me pides ayuda?
Yo no sé del futuro
y mucho menos qué poesía
vamos a escribir.
Suicídate. Enloquece. Gente mejor
que nosotros lo ha tratado.
Yo te amé una vez pero
desconozco el futuro.
Sólo sé que amo la fuerza de mis amigos
su grandeza
y que odio el modo en que sus cuerpos se quiebran cuando mueren
y son comidos por imágenes.
La fiesta ha terminado. El picnic ha terminado.
Vuélvete loco. Suicídate. No quedará nada
después de que mueras o enloquezcas,
sino la calma de la poesía.

domingo, julio 05, 2009

Ultimamente, he incurrido en largas y azarosas búsquedas cibernéticas nada conectadas con lo que debería ser el hallazgo, aunque estimulantes al pensamiento. Estas son las que se quedaron conmigo en el camino.


The Pixel Plant: Por si de repente quieres componer una canción


TPAC - taipei performing art center by NL architects: Que la arquitectura urbana recupere su ecología, que los espacios se vuelquen hacia la intuición del espacio.


A Poem Without a Single Bird in It: Este poema de Jack Spicer al principio no me gustó y después, sí. Lo medito.

Blue Collar Independent Scholar
: Me topé con esta perspectiva. Bueno saber qué está en el aire.

Este enlace y el próximo son casas en las que me he imaginado aunque nunca las habite . Este primero, el Loft Cube, es una unidad transportable por aire, en helicóptero. Al mudarte no alquilas el camión de la mudanza sino al helicóptero de la mudanza. Me preocupa la altura de la ubicación en la azotea. La cama del Hanse Colani Rotor House me parece espectacular. Es como dormir en un panel de panal de abeja.

The Arrow of Time: porque la fotografía es el ojo que ve la hora en otro tipo de reloj.

Por supuesto, que me muero de ganas (hiperbólicamente) de que llegue la versión de Tim Burton de Alice in Wonderland. En estos días Carroll es una especie de escritor del Génesis.

Altered books: Estos son los libros que desescribiré en el futuro.

viernes, julio 03, 2009

La maldición de Carroll


Este poema de Lewis Carroll se puede leer vertical y horizontal. Como si fuera poco, el trabajo de contenido y forma se arbitra, conjurándonos con su antídoto integrado. La contradicción de este pequeño puñado de circunstancias es que suscita una fórmula inusitada, de la que no siempre se saben las propiedades. Transformar (o traducir) no retoma las condiciones propicias, porque se trataría de "inusitar un usitado", por decirlo de alguna manera, apenándose los conjuros.

viernes, junio 26, 2009

Tres textos de Ivelisse Fonseca

El departamento de un escritor

Los largos segundos que tarda el ascensor en llegar al piso 20 constituyen un momento en sí mismo, digo, con las condiciones de producción necesarias para instalarse en la memoria como un momento constitutivo de la experiencia. Estar a punto de llegar a la casa de un escritor, en el piso 5, el 6, guarda una relación ascendente con las preguntas que se van generando mientras estamos más y más arriba. Voy a eliminar desde este punto el plural y la tercera persona. Soy yo quien subo el ascensor y me dirigo a la casa del escritor. Tipo de preguntas que se generan en mi mente: en función de qué visito al escritor en su propio departamento. Pero cada vez estoy más cerca y lo inmediato no es intentar darle respuesta a ese tipo de pregunta inabordable, sino arreglarme un poco frente a los espejos que dimensionan todos los ángulos de mis características físicas.

Me puse una pollera re cortita para verlo. Se va a morir cuando me vea. El es escritor y vive de eso. Yo trabajo de camarera en un restaurante en Palermo, pero además soy estudiante, solo que no me gano la vida como estudiante. Mi trabajo consiste de servir mesas y buscar noche a noche las estrategias para relacionarme verbalmente con analfabetas, por un lado, y aspirantes a camareros profesionales, por el otro. También, a veces intento no relacionarme en absoluto con nadie sin que esto produzca un ambiente de roces intolerable. Cuento un poco para que tengan una idea de qué se trata mi presente ya que de pronto me arrancan las ganas de que esto sea como una conversación de tú a tú. En el restaurante, las veces que hago doble turno, tenemos que estar listos a las 11am. Muchas veces se me olvida planchar mi camisa, se me olvida lavarla también. Cuando eso sucede voy corriendo al sótano donde está toda la mercadería para planchar un poco mi camisa blanca de botones con look de oficinista boba de los 90’. En el sótano hay una plancha disponible para los empleados que viven la mayor parte de su tiempo en el restaurante, por eso de los dobles turnos y de un sólo franco semanal. Yo, en comparación con los demás empleados, trabajo poco, gasto poco y me quejo muchísimo siempre. A veces la encargada nos castiga. Luego de terminado nuestro turno, por alguna molestia sintomática de su mal desarrollado carácter, nos castiga impidiendo que salgamos del lugar hasta que a ella se le pase el mal humor. He intentado abordar mediante el diálogo el tema de las medidas impositivas que rigen el funcionamiento estructural del restaurante, pero ante mis demandas y mi posicionamiento como sujeto pensante ella, la pibita de 23 años con cargo de encargada, la culicagada esa, me mira con cara de culo y me dice que si me quiero ir que me vaya. El, sin embargo, es escritor y vive de eso.

Cuando voy camino a su casa, cada vez más cerca de que me reciba en la puerta de su departamento en Puerto Madero, me asaltan una cantidad de preguntas anti afectivas hacia mi, que dejo circulando porque hago otras cosas en esos momentos como tocarme las piernas para sentirlas suaves y acomodarme el pelo para verme bonita. Dan ganas de comerlo a besos, de quedarme encerrada, no en el ascensor sino en su departamento, contra los azulejos de la pared del baño, sujetada por sus manos en mi cintura. De niña comencé escribiendo poesías patrióticas, de amor, de sexo y de muerte, lo usual. Ahora prefiero exclusivamente el sexo y la muerte.

Instalada en ese intersticio que sube hacia el piso 20 me arreglo un poco, sólo para evitar encontrarlo a él con la cara que traigo del mundo de afuera. Anoche, Leo, un compañero del trabajo, ayudante de cocina o algo así, me preguntó si estaba cansada, porque al terminar el turno me senté en el escalón del baño de mujeres con la frente pegada a las rodillas y las manos bordeando la cabeza. Yo, por contestarle algo le dije que sí, que sí estaba cansada. Lo que no le dije es que estaba cansada de trabajar en esa mierda de restaurante, haciendo ese tipo de tareas inútiles, llevando a cabo una existencia indefinida. Leo me recriminó que estuviera cansada y me dijo que él conocía a alguien que me podía dar un trabajo de oficinista. Pensé espetarle en el cuello la cuchillita del abridor de vino, pero no lo hice.

Hay veces que me dan ganas de quedarme a escuchar lo que hablan en alguna mesa. Los sábados al mediodía vienen siempre un grupo de cinco viejos nacidos , criados y esperando la muerte con alegría y con toda la plata en el barrio de Palermo. Se chupan cuatro y cinco botellas de vino en la tarde, casi una por cabeza, se comen un sabroso guiso y cada uno plantea al resto su reflexión política sobre la situación actual del país. Son viejos muy amables que han atravezado gran parte de la historia argentina de crisis y dictaduras del siglo XX y lo que va del XXI con la satisfacción en las manos de haber sido bien atendidos en los restaurantes frecuentados. El más viejo de todos, cada vez que va, me pide un imán para la heladera donde sale bien bonito impreso el nombre del lugar con el teléfono, para dárselo a alguien de su extendida familia. Yo le sonrío muy amablemente y le digo que se lo alcanzo ya, por no decirle: viejo, no prefiere que le meta todos los imanes por el orto de una vez?

Pero aparte de viejos solos y en grupo y viejas con viejos el restaurante se llena de familias con papá, mamá, hijo uno, hijo dos, hijo tres, y a veces se juntan dos familias en una. Me produce mucha ansiedad esta última escena, la de las dos familias que se juntan para comer y compartir un rato en el restaurante. Yo siempre veo cosas extrañas como que papá de la familia del grupo dos, por ejemplo, está rescostado contra la pared, aburridísimo toda la tarde, sin darle pelota en lo absoluto a la mamá que le corresponde a ese mismo grupo pero mirando de reojo a mamá del primer grupo, que es notablemente un encanto y unos años más joven. Mientras, papá del primer grupo me mira a mí sin disimulo y yo, al sentirme un poco aturdida por la situación, agarro y le hago gracia a los chicos pero ellos me devuelven un gesto hostil aprendido mediante prácticas de enseñanza intra familiares y me dan ganas de mandar a los pibitos a la concha de su madre pero mamá del grupo dos me está mirando.

Una vez leí un texto titulado Los Empleados, donde el autor se metía etnográficamente en ese mundo oscuro de los empleados de oficina y de la ciudad de principios del siglo XX, produciendo un análisis ejemplar sobre las características de esta nueva categoría de trabajadores, en base a teorías sobre los modos de cosificación de la conciencia. Creo que al autor le preocupaba saber cómo esta masa de gente le daba sentido a sus vidas. A mí se me quedó en la cabeza una imagen descrita en este libro, que el autor introduce como efecto de una comparación entre las formas de trabajo en las oficinas y de las fábricas en el periodo de desarrollo industrial, que cuenta que, ante la falta de estímulo sobre la actividad del pensamiento en los espacios de trabajo constituidos bajo la lógica del sistema de producción capitalista, los empleados varones empleaban su energía mental en una serie de cosas insignificantes que no recuerdo, y las mujeres, por su parte, soñaban con sus príncipes de las novelas rosas, mientras la máquina corría incesante. A mí me pasa algo parecido, mientras sirvo un vino o fagino los cubiertos, pienso en lo que hicimos con el escritor la última vez que nos vimos y en lo que quiero que hagamos la próxima vez que visite su departamento.

No sé por qué le dicen Grillo

No sé por qué le dicen Grillo, capaz que cuando chico se la pasaba saltando y tenía otra idea del futuro, allá lejos, contento, en los tiempos de su infancia en Santiago, con campo y familia. Ahora está en la bacha, siempre está ahí, fregando ollas, platos, vasijas, cualquier cosa. Hay un hueco que separa el salón de la cocina, ahí está Grillo, su silueta de costado, moviendo sólo las manos o sólo los dedos, parece lento, parece que inclusive no hace nada, que es mera presencia, pero lo mantiene todo al día. Por ese hueco nos sacan los platos con la comida lista, caliente, sabrosa y nosotros le devolvemos los platos por ahí mismo a Grillo cuando ya están consumidos y sucios; el mínimo pedazo de torta de chocolate, las últimas tres gotas de la gaseosa, las migas de pan, las ganas de vomitar se las dejamos a Grillo y encima también le tiramos tapitas, papeles, corchos, pelos. Todo muere ahí entre sus manos, con su silencio. Pobre Grillo, que hay que intentar saludarlo un poco más de tres veces para que responda, para que suba la cabeza hasta la mitad y uno se encuentre con sus ojos y no sepa qué hacer . Como siempre está en la bacha parece que la cabeza se le quedó colgando de frente al desague , ya no mira hacia adelante, como la gente, es Grillo.


Si supiera dibujar, dibujaría. Es una catarata. Es un invierno largo, de años largos, de congelamientos continuos. Así como pasó cuando yo estaba despierta y él era todavía una idea hasta que lo toqué y lo toqué y volví a tocarlo y estaba ahí, ahí estaba pegadito a mi cuerpo, desde el pecho, su pecho y un frío invernal afuera. Siempre se caga uno de frío, o hace uno que al otro le pase eso de pasar frío aunque no sea la intención, pero pasa. 
La camisa primero, me quito casi siempre la camisa primero, cuando su voz me llama con la sensualidad que provoca, que produce, que encierra y que lleva por todas partes inscrita como una flor o como una idea que se aprovecha de los mejores momentos para explotarlos. Yo los momentos los guardé con delicadeza para no tener que preguntar a otro por algo que era tan mío y de más nadie, inclusive lo que vino después y todo lo vivido antes de antes, pero esa ocasión, en momentos como esos cuando es invadido el lugar más ausente, inclusive eso, imaginar que es capturado ese vuelo imaginario. 
Una casa grande, construida en madera, con árboles de naranja alrededor y montañitas, cerros, gallos, gallinas y pájaros, el cielo azul, dibujaría. Me metería debajo de la cama, ahí estás, esperándome, y llueve, nos besamos, y el lápiz sobre papel, sobre la cama, se moja y se destruye. Pero ese beso se prolonga, se intensifica, te trae hasta aquí, y me quito lento la falda, y te me quedas mirando desarmándome. Me entrego, vos, vos, vos. La música, los cueros, el paraíso. El gallo canta en la mañana y nos despierta, es primavera.