martes, noviembre 29, 2005

Cuando la muerte acecha

La última vez que vi a Lima, estábamos sentados en el merendero de Sociales en la Universidad de Puerto Rico. Rafa me lo había presentado meses antes. Yo no me había atrevido a buscarlo hasta ese día. Cuando llegué, parecía que me había estado esperando. No se extrañó de verme, y eso que solo nos habíamos visto una vez anterior. Hablamos de algunas cosas, no sé, de los artículos de El Mundo y de lo mucho que me gusta “El cangrejo azul”. Le dije que quería hacer mi tesis sobre la sinécdoque en su obra. Asintió y dijo “si tu dices que eso está ahí...”. Entonces le enseñé mi edición carpeta dura de su libro. Le conté cómo la había conseguido. Él lo tomó en sus manos, abrió el libro en la página 82 y me dijo: “Cuando la muerte acecha…o la vejez…entonces, es un poema que termina con la proposición de que lo último que queda como receptáculo de uno es la piel…es como una explicación de La sílaba en la piel…es de cuando uno va perdiendo todo… cuando la vejez …¿ves?..Aquí habla de la piel…bien bien…yo entiendo que bien poéticamente, léelo completo…y léelo de aquí para abajo, éstos son los peligros que acechan, y ésta es la piel como centinela, ¿ves?…que la piel es como un centinela de uno…una capa…la piel es la última frontera…dispuse las distancias a tiro…¿ves?, las cicatrices son como La sílaba en la piel…la piel es todo eso…usualmente es lo que termina, los que están en cursivas son los que son personales. La casa es la frontera, depositaria de cicatrices, éste es un libro de cosas que le han pasado a uno…es una pared…es una esquela…hay otro que se parece a ése…es sobre el laberinto…a ver si lo encuentro…es sobre el laberinto…laberinto asesinado que le tapan todos sus recovecos… porque el poeta quiere vivir el laberinto, pero cuando le matan a uno un laberinto…pues.”


Enero, 2005. José María Lima, en conversación con Mara Pastor sobre los poemas “Dispuse las distancias a tiro” y “¿Qué trueno maldito de antemano,” de La sílaba en la piel, Qease, 1982.

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