miércoles, junio 04, 2008

Tras el encargo de espirales
hice unos cuantos
los usé de hueso
los nombré con formas:

.............................la lengua del camaleón
.............................el caballito de mar que somos

y todo era la raíz
en donde se decanta
mi sonrisa en escalera.

Dejé de chuparle

el tuétano al espiral
después de una semana
empalagada de sus curvas

El existencialismo espiralista
me intoxicó (tuve tos,
fiebre pero y,

sobretodo, mareos)

Entonces decidí entrevistarlos
y saber de primera mano
lo que sienten los espirales.
Estos son los testimonios

de algunos entrevistados:

............................Espiral anónimo, soltero
............................30 hélices a su punto

me cuesta tanto conseguir una cita
con la espiral que quiero
y cuando lo consigo
regreso siempre al comienzo
de mi sistema
cuando creo que en ella
me enrosco tan solo le acaricio
sus vórtices
porque todo espiral,
toda huella reventada en cada dedo,
no se acomoda a otro,
quiero respiral otros aires
sin tanta voltereta.

Por otro lado

.......................Espiralita García, casada, 32
.......................hélices a su punto dice


quiero engramparme al espiral
con quien trabajo y hacer juntos
espiralitos de sabores
que se nos parezcan
deshacerlos, enroscarlos a gusto.

Espiralita García nos comenta
que lo peor es que al abrazarlo
corre el riesgo de detonarse en él,
desaparecer al unísono, o transformarse
en su propio ombligo.


[lo único que puedo es agarrarle
el rabito y hacer caballito de mar
juntos, así los espirales a su ritmo]

Y sin embargo es Piral el que me enreda
y me hipnotiza, círculo roto,

hueso de erizo.

Otra amiga intercede en la entrevista:

Pero no me dijiste el otro día que era Tornillo
el que te enroscaba el rollo
y que querías tomarte un cursito de tuercas.

No, Piral, es Piral al que quiero.

1 comentario:

  1. ¿Tu te chupaste el tuétano de un espiral?
    Curioso.
    Yo siempre especulé que eso de vivir con vueltas caracoladas en la boca era solo un viaje de mi quimera.
    Me equivoque.
    Con espirales vegetamos todos los que alucinan puras entelequias tipo existente. Es con los espirales que deambulo por las arterias del atornillado órgano que me habito. Este órgano de agua y tierra donde vuelta tras vuelta reboto hasta caer en los emborrachados sueños de infinitos instantes.

    No sé! Los espirales habitan hasta en cada poro de nuestros cuerpos.
    Los espirales habitan hasta en cada punta de los cuavulos.

    Ya…
    Aquí me presento: Ruben Erre Solla!
    Desde hacen semanas admirador suyo!
    Es un placer para mi poder embelesarme con sus palabras.

    MUCHA PAZ

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