inconexa
(en el balcón del hotel moderno
2:50 a.m, después de que españa le ganara a rusia
sobre un callejón vacío de noche y lleno de día
y con libaciones de chocolate y cubata)
El balcón, arbitraje
mudo de la euforia.
Los carros o pretextos
para caminar entre medio de o
un artesano marroquí pasa y no mira
a nadie o una pareja
ríe de su carga o el camión de la basura
o los despechados siempre patean
el mismo pedazo desechable sin llamarle
oficio, sin aspirar a grandes hallazgos,
porque los hallazgos son inútiles
si carecen de estómago. En fin,
sólo habitaciones desnudas en la cena.-
Tú
Tú
Tú
estás dormido y no acompañas
mi antenita, beso que regresas
a la misma oreja, en búsqueda
inconexa. Agujero de tabaco,
simetría de varillas y edificios
durmiendo para la compra,
(vicio que me acompañas)
dale su buenas noches,
y regresa a mí. Bésale
cada esquina, para que descanse,
pero nunca olvides, que del balcón
quieres la hoguera en el
edificio, que un avispón
es un preludio de finales.
Cuando dijiste siesta
quisiste decir “duerme tranquilo
si recuerdas el abrazo
que no ha llegado en la mañana”.
Un vestido que miente
hilvana garabatos y convence
a la chica esperando,
al atuendo fluorescente
y la manguera, como si no
fuera un entramado ciego
abrigando en la noche, como si
las mujeres pesadas invitaran
a morir por no ser rockeras.
Píntate la boca y evita
las preposiciones hambrientas
de protagonismo, o
pregúntales la hora.
Los pies en el balcón
de al lado seguirán
anclados en la incertidumbre
de no saber quién
quién
quién
retrocede en el callejón
recién rociado
(la hambruna ya no
nos importa, si podemos
ligar a las turistas)
aunque a una le hayan
dado un tubazo en la cabeza,
algo te dice que en la dinámica
de la barbarie se saldaron
cuentas desprogramadas.