En el quechua el verbo copulativo cay es el equivalente a los verbos castellanos ser y estar, es decir, conjuga los sentidos de ambos en una expresión que los trasciende. Cay expresa el estar como la madre del ser, madre que engendra y devora (es decir, fagocita) continuamente a su débil hijo el ser. Por eso el sujeto en la oración gramatical quechua es mero hijo del estar. El verbo cay sólo denota su transitorio "ser" esto o aquello. Cay es un demonstrativo más que un clasificador ontológico.
Juan Duchesne-Winter en Fugas incomunistas (San Juan: Vértigo, 2005), página 43
Sabio el quechua.
ResponderBorrarUn abrazo,
Kike