domingo, febrero 08, 2009


Ésta es la parte en la que entras bailando música de los ochenta y dices

Nada quiso que hiciéramos un puente de pausas
entre tu voz y mi mano, pero una vez tragué semillas
de parcha sin que me bajara la presión,
....................que es como decir, te di unas cuantas piedritas
que al pisarlas se quedaban enterradas en las plantas de los pies
y germinaban versos de las pisadas (domesticamos una fuerza
amable con el hielo y con los pinceles llenos de polvo).
Entonces recordé que dijimos cosas así:

...............................-No quisiera ser la rana en tu patio.
...............................-Pero debemos ser aborígenes.
...............................-Al final, no sabes nada de teatro.
...............................-Sólo hablas de la muerte.
...............................-Cuando tu cuerpo me cubre del frío.
...............................-La tranquilidad de tus inteligencias.
...............................-Hubiera querido salir con tu padre.
...............................-Pero eres otra cosa.

................. (Y quizás otro orden que resultó en lo mismo).

Una también le dice realidad al silencio y deja
que la sábila le cuente pequeños ojos
aguardando en la puerta, porque un gusano de cerámica
podría ser un tiesto,
pero es un insecto que busca
la metamorfosis de la materia.

Y si tus manos podan nuestro encuentro, rubio,
quiero un pequeño entramado con musgo
en donde descansar la mirada
por las tardes antes de la cena.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

palabréame