Si algo ha desarrollado Londres casi a la perfección es la transportación pública. Eficiente, rápida, estéticamente agradable. Ir en el segundo piso de uno de los clásicos buses te deja ver la ciudad desde una perspectiva inusual, de espía. Esto, sin embargo, parece compartir una cualidad de la ciudad. Londres es la ciudad del surveillance por excelencia, con más cámaras de seguridad que ninguna otra en el mundo.
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