[Max Rojas y su mano en la FIL Guadalajara, 2011]
Tras 30 años de silencio poético, habiendo publicado solamente dos poemarios en la década del 80 que lo volvieron un poeta de culto, Max Rojas (México, 1940) escribe Cuerpos. El poeta dice acerca de la extensa obra de más de 3,000 cuartillas “sólo escribí lo que el poema me dictaba”. Max dice esto mientras fuma sin tregua un cigarro tras otro, con los labios siempre humeantes. Yo le creo porque aún conserva la sombra del primer cigarro que se fumó antes de decirlo todo en medio de sus dedos índice y corazón. Son 25 Cuerpos que se han ido publicando en distintas editoriales pequeñas. Conaculta acaba de publicar los primeros seis cuerpos en un tomo de 651 páginas. En el futuro esperan publicar los tres tomos restantes. Tres mil cuartillas que pueden leerse, según Max propone, abriendo el libro en cualquier página y leyendo de coma a coma. Aquí un poema Sobre cuerpos y esferas siguiendo su sugerencia:
Sombra
como cansada y yerta, como badajo
sin campana que suena y suena
sin sentido alguno,
como camión destartalado y sin siquiera
pasaje funeral camino a los olvidos.
Sombra que ya perdió su propia sombra
En la búsqueda atroz de tantas sombras
-olvido fantasmal,
fantasmas al acecho
y en fuga circular hacia la nada.
Sólo el círculo salva,
Cuerpos,
su peculiar demencia de formas despiadadas
salva
y lo salvífico, después, se expande
en los infiernos,
se desarrolla y se machuca y clama
su condición desesperada de naufragio.
Sólo el círculo ofrece la certeza
de que lo huyente volverá algún día.
Fervor hacia los cuerpos, las caídas.
La esfera es lo ejemplar de lo radiante,
la luz inmaculada y fría
que se asesina con mirada dura
-y mira,
los cuerpos tan amados que se abaten
en la niebla,
hasta volverse sed o sólo aguas apenas
vislumbrada,
vislumbres que lo que dejó
de ser corpóreo ofrece en gesto de piedad
o desconsuelo.
Palpa el demente nada pero palpa,
con avidez, la nada y sorbe
lo fantasmal que permanece de los cuerpos
cuando huyen,
y se sorbe en el hueco y sorbe la caída
y sorbe los contornos de lo ido y lo
quedado -perene,
lo fijo e inmutable,
pero, también, lo que se pierde,
lo que se deja abandonado
o lo que se abandona a sí mismo
y desguarece,
lo extraviado, pues, lo que se dice
que se tiró porque ya no servía
y luego el dolorón nos lo dejó
añorado
[El blog de Max Rojas]
[esto es para que escuchen su gran voz]
"abriendo el libro en cualquier página y leyendo de coma a coma"
ResponderBorrarhay otro modo de leer poesía?
sí, sí, otros modos, claro. atravesar poemas de tantas formas como las palabras en las cuartillas de Max.
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