Por primera vez vi a una persona que realmente usaba una de las cabinas telefónicas rojas para llamar y no para tomarse una foto turística. Era un chico de alrededor de 25 años. Llevaba un teléfono escrito en un flyer de esos que te dan en todas las esquinas con promociones. Fue en la estación de Kings Cross, adonde también llegan los trenes regionales y el Eurostar (con esa puerta mágica de la que de repente sale un poco de París). Tenía una mochila de estampado militar. Se veía preocupado. Supe al verle el rostro que no conseguía comunicarse. A lo mejor le faltaban monedas.
jueves, febrero 04, 2010
Cabina roja
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dicen por ahí que las cabinas ya no existen y qué bien que tú testimonies lo contrario aunque sea con un pellizco de angustia
ResponderBorraraún no tengo tu libro, madrid nos mata
un beso enorme
Cuestión de evolución y modernidad debatibles, por cierto.
ResponderBorrarSaludos...
Si, a mi también me parió una madre
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